Los croissants y las pocas fotos de amaneceres

PORT DE BALÈS //

No me cuesta madrugar para subirme a la bici. Soy capaz de levantarme tan pronto como sea necesario para comenzar una ruta. Puedo, incluso, salir antes de desayunar y comer cualquier cosa sobre la marcha si con ello consigo ganar tiempo. Pero hay un problema: los desayunos de los hoteles franceses, con sus croissants con la cantidad homologada de mantequilla. Esos desayunos, por malo que sea el café -que lo es-, no soy capaz de saltármelos. Así que solo hay una posibilidad, buscarse hoteles cerca de las cumbres, como ése de Bourg d’Oueil del que he partido, y al que me da tiempo a volver antes de que se cierre el comedor por la mañana.