BALCÓN DE BIZKAIA //

Partimos de Gernika por la carretera que lleva a las playas de Laga y Laida. Esto va a hacer que el tráfico sea más denso en días de verano. No debería de haber problemas con el tráfico, pero vamos a encontrarnos con algunos coches y bastantes motos en esta primera parte de la ruta.
El perfil de esta esta primera parte está lleno de toboganes. Hemos comenzado casi al nivel del mar, y nos dirigimos a unas playas que, lógicamente, también están al nivel del mar. Pero eso no quiere decir que el terreno sea precisamente llano.
Avanzamos por la margen derecha de la desembocadura de la ría de Gernika, o del río Oka. En la orilla de enfrente, aunque a cierta distancia porque el estuario es amplio, se distingue Sukarrieta -Pedernales-, Mundaka -pueblo muy vinculado al surf por la calidad de sus olas- o Bermeo, puerto pesquero de cierta entidad, del que se distingue su espigón.
Al llegar a la desembocadura vemos la Isla de Ízaro. Su siluete recuerda inevitablemente al logotipo de la productora cinematográfica Izaro Films, que en tantas películas habrás visto.
Pasadas las playas, los coches se quedan aparcados detrás. A partir de aquí la ruta vira hacia el interior. Deja de ser costera y pasa a ser más tranquila y recóndita. Pasaremos por varios pueblos, pero ninguno de ellos tiene una población destacable.
Desde que hemos dejado atrás Ibarrangelu, la carretera va ganando altura. Hay que llegar primero a Ereño y luego, por una carretera secundaria pero recién asfaltada, conectar con Nabarniz. Seguimos ganando altura, aunque las pendientes más grandes están dentro del pueblo, al que hay que subir para tomar la siguiente carretera. Su enorme iglesia, situada en lo alto, se ve desde muy lejos.
Bueno, llamar carretera al siguiente tramo es ser bastante condescendiente. Pero ese es su encanto. Se trata de un vial estrecho -de cemento en algunos tramos- que desciende bruscamente a Aulesti a través de los barrios de Lerika y Merika. Habría sido peor en sentido contrario, creedme. Es perfectamente transitable con bicicleta de carretera, pero conviene, eso sí, llevar los frenos en buen estado.
Una vez pasado Aulesti, la carretera vuelve a picar hacia arriba. Nos dirigimos hacia Munitibar, desde donde comienza la subida al Balcón de Bizkaia. Desde el pueblo quedan algo menos de cinco kilómetros hasta la cima del paso, pero la verdad es que hemos venido subiendo desde que salimos de Aulesti.
En todo caso, la pendiente no es muy dura en ningún momento, y, además, se pasa primero un gran cambio de rasante que conduce a una cuesta abajo que nos va a hacer coger velocidad antes del esfuerzo final.
Poco antes de coronar se intuye el porqué del nombre del puerto. Efectivamente se trata de un balcón privilegiado con vistas al estuario de Urdaibai. Se ve casi el punto del que hemos salido. Desde aquí, solo queda un agradable descenso y media docena de kilómetros llanos para volver a Gernika.

Nombre | Vertiente | Altitud (m) | Longitud (km) | Desnivel (m) | Pendiente (%) |
BALCÓN DE BIZKAIA | Munitibar | 426 | 4,6 | 238 | 5,17 |